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Paso 1: Exprimir limón y vinagre de manzana
Al levantarte, bebe un vaso grande de agua mezclado con medio limón exprimido y una cucharadita de vinagre de manzana. La acidez del zumo de limón y el vinagre despierta las glándulas salivales y estimula el sistema digestivo para permitir una mejor absorción de nutrientes durante tu desayuno (el segundo paso de esta rutina matutina de ensueño).
Este primer hábito no es una cura milagrosa que solucionará todo en tu vida, pero te asegurará el aporte diario de vitamina C y evitará que al despertar tomes café con el estómago vacío (un mal hábito) o un jugo de frutas muy dulce. Si no te acostumbras, un jugo de naranja recién exprimido será más que suficiente.
Paso 2: Una ducha caliente (y luego fría)
Toma una ducha caliente para despertar tu cuerpo y termina con una ducha fría. Claramente, tomar una ducha de agua totalmente fría sería una opción bastante descabellada, sin embargo, después de calentar el cuerpo con una ducha normal, pasar unos instantes bajo el agua fría estimulará la circulación sanguínea e impulsará tu metabolismo.
Paso 3: Un desayuno completo
Para desayunar, toma café si estás acostumbrado, pero céntrate en alimentos más completos. Piensa en lo que te depara el día y en lo que quieres conseguir. Llénate de energía. Toma té o café según tus preferencias y come bowls de avena y fruta fresca, por ejemplo. Prepárate el desayuno completo y equilibrado que más te convenga y te haga feliz —pero despídete de los cereales de tu infancia—. Después, tómate un momento tranquilo para pensar en la mejor manera de organizar tu día. Todo ello, a ser posible, sin pantallas, música ni distracciones.
Paso 4: Digiere bien
Da un espacio de una o dos horas para hacer la digestión, de modo que puedas empezar el entrenamiento con el máximo de energía disponible. ¡Cómo que de una a dos horas! Sí, este es el momento cruel en el que te das cuenta de que realmente deberías levantarte más temprano, al menos si vas a realizar una sesión deportiva eficaz por la mañana. Mientras haces la digestión, lee un libro o un artículo que te interese, escucha un podcast, medita si lo haces habitualmente o sal a caminar para empezar el día. Escúchate y ponte en movimiento cuando tu estómago haya hecho el trabajo.
Paso 5: Recupere fuerzas
El último paso esencial antes de que puedas dedicarte a tus quehaceres diarios es recuperar fuerzas. Así que termina tu entrenamiento con un batido de proteínas para ayudar a la recuperación y regeneración muscular después del ejercicio. Prepara un batido con, por ejemplo, agua de coco, crema de cacahuete, semillas de chía y miel maple (no te saltes este paso solo porque ya hayas desayunado). Tu cuerpo necesita un empujón para recuperarse lo mejor posible. Tus músculos te lo agradecerán.